Durante la existencia del 14 M hubo algunos intentos de pasarse algo más que las tareas entre varios prospectos del salón, pero la inocencia de la mayoría no dejaron madurar estas intenciones. De esta forma las parejitas se comenzaron a formar realmente hasta segundo año, cuando entrábamos más de lleno a la adolescencia con todos sus bemoles y nos habíamos integrado mejor en el grupo.
Un noviazgo del que se supo hasta que terminó fue el de Antonio Mañon y Débora Maldonado, ya que su relación fue únicamente a base de recaditos entre clases y a miraditas nerviosas; porque aunque no lo crean, El Perro Mañon era un tímido de marca y moría de la pena antes de acercarse a cualquier niña.
Una vez tronado por Débora y ya entrado en estos menesteres, siguió con la tradición de conquistar a sus princesas a base de mandar recados en papelitos, sistema el cual se convirtió en un verdadero sistema de comunicación utilizado por todo el 24 M durante las clases; El Perro se armó de valor y se le declaró a la hermosa Cheetos, prototipo de morena caribeña con lindos ojos pizpiretos.
Por su parte El Dandy de Santa Julia Ricardo Cerón fue novio brevemente de la Cheetos, pero la diferencia de códigos postales se hizo muy marcada y con el pretexto cruel de que no sabía besar, la niña fresa de Las Américas me lo chispó también. Ni la vergüenza que pasó Cerón en primer año cuando le ganó la risa en pleno salón porque la Miss Beatriz Delgado le negó el permiso de ir al baño, lo marcó tanto como aquel comentario inocente.
Afortunadamente el destinó le hizo justicia y se hizo novio de una de las niñas más aplicadas y sencillas del salón: Paty Piña, formando una linda pareja durante tercer año y quien no se quejó de sus ensalivados besos.
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