Mi entrañable amiga y compañera del taller de Artes Plásticas Lorena Vicente del grupo 22 M, era una fémina de fuerte carácter, de piel morena como la azúcar y una profunda mirada retadora, que sin saber del error que cometía me pide presentarlos. Tardaron solamente un descanso entre clases para convertirse en novios y con la misma rapidez tronaron, pero al día siguiente regresaron, lo que se convirtió en la constante de su relación. Jorge se graduó con honores al ligarse a la hermana mayor de Lorena con las mismas cartitas de amor que le escribía a ella, haciendo de la gandallez una admirable obra de arte.
Tuvo la intención de regenerarse y dejar su garlopa vida de rompecorazones con otra querida amiga mía: Katia Ávila, pero ya para ese entonces su fama estaba más que consolidada y no tuvo el éxito esperado.
Jorge con Yazmín... Lo gandalla le brotaba.
En tercer año arrasó con todo lo que se movía con faldas en los salones de nuevo ingreso, dejando huella también en casi todos los grupos de nuestra generación; en nuestro salón añadió a Yazmín Correa a la lista de sus víctimas tras impactarla con sus cualidades histriónicas en la pastorela.
Una relación muy importante para él sin duda fue la que vivió con Cristina, una linda vecinita suya que no fue alumna de la 15, pero que asistió a varias reuniones nuestras y con la que se casó en una Kermés de la semana cultural y deportiva que se realizaba año con año en el patio de la escuela.
Verónica Suverza al lado de Ricardo Cerón, al fondo Eduardo Pérez
Continuando con los precursores, nuestro prototipo de Madonna chilanga no se le recuerda un noviazgo en particular, pero existe el rumor no confirmado que la Vero y Oscar Vargas fueron novios por un par de horas; lo cierto es que casi siempre fijó su interés por candidatos de otro perfil más rudo. Lo último que se sabe, es que muchos años después terminó casada con otro Ex15 oriundo de la Colonia Tacuba y quien hasta había sido su chambelán y enamorado anónimo desde la Secundaria; todos olvidamos o hasta ignoramos su verdadero nombre, pero se le recuerda no tan gratamente como “El Cacas”.
Jorgito Parra no dejó títere con cabeza, incluso existe la leyenda urbana que era la mismísima encarnación de Mauricio Garcés nomás que en versión austera. Su habilidad era tal que antes de liquidar su relación con Vero Suverza ya había convencido a la despampanante precoz Rosy Cuellar de ser su novia.
Jorge Luis y Rosy en 1988
Casi nadie sabe que esta atracción ya tenía su historia, ambos habían compartido sus lonches en la primaria donde asistieron juntos; tal vez por esta razón existieron diversas ediciones posteriores de este romance.
El autor de la obra
Los baywatches de Cuernavaca
Otra sede indiscutible para las parrandas de nuestra generación, lo fue sin duda la casa de descanso de la Familia de Lalo Pérez en Cuernavaca, lo que nos permitía alargar la fiesta 2 o 3 días sin parar.
En esos largos fines de semana que se repetían dos veces al mes cuando menos, se dieran algunos amoríos que terminaron en relaciones formales y duraderas, como el ya mencionado noviazgo de Rosy y Lalo en 1996 y el cual también abrió la puerta para que Marcos hiciera lo (im) propio con Carmen (La hermana de Rosy) y quien a pesar de ser mayor que él y estar hecha un verdadero cuero, le perdió el asco a Mendiola y le dió el "SI" (Entre otras cosas) y su relación duró un buen rato.
Las hermanas Cuellar de amazonas sobre sus mulas de carga
Por su parte nuestro Latin Anahuac Lover Ricardo Cerón, puso el ejemplo (Que nadie siguió... Cobardes!!!) y suspendió temporalmente su soltería con Liz Terrazas, vecina de Marcos, que aunque no fue nuestra compañera de escuela se adaptó muy bien a nuestro círculo de amigos, tanto que hasta comadre es de Rosy. De esa unión nació una princesita de nombre Jenifer que es la adoración del ahora Don Ricardo.
El Tarzán Pérez de Jiutepec con Jane Cuellar de Popotla
Detras: El feo trasero de Chita Cerón
